El chico que no podía ver.

     Un chico con la mirada perdida, con dirección al frente, aunque sin lograr ver, no perdió la visión en su cabeza, continuó su paso marcha atrás huyendo de la maldad, sin querer tropezó con su sombra que no le dejaba volver. Envuelto en pensamientos el chico comenzó a correr al frente sin nada que perder, sin ver que camino tomaba, solo corrió con la mirada hecha llanto y un gemido de nostalgia fue el único sonido que soltó en su paso.

     Cuando volvió la mirada para ver donde estaba, sus pensamientos gritaban y no lo dejaban concentrarse en el paraíso en el que se encontraba. El chico llego al mas profundo y lejano lugar donde nadie alguna vez había podido llegar, le gritó al silencio que se callara pero nada ocurrió, sus pensamientos no lo dejaban disfrutar del lugar perdido en donde estaba, se poso sobre una roca y la luz difumino su sombra, al fin sus pensamientos cesaron y el chico llego a un estado de paz, tranquilidad, abrió los ojos para observar por fin del paraíso que lo rodeaba, encontrándose justamente en su cama, era un sueño que lo atormentaba recordandole lo feliz que estaba y que no dejaba de pensar en estupideces que le ocultaban lo bonito de su posada.

Con rumbo al destino.

Con la mirada perdida,
la sonrisa medio puesta
y un saco de problemas en mi espalda
andando sin rumbo
buscando un lugar donde descansar,
encuentro un asiento cómodo,
me quiero quedar
pero no puedo,
tengo que continuar
buscando lo que el destino
preparado tiene esperando
para este lunático pensante
que busca respuestas sin sentido,
con orientación a lo desconocido.

Contra la corriente vuelvo mi rumbo,
caminando entre la gente
que con desprecio en su mirada
no le gusta que sea diferente.
Sin importarme lo que piensen
mi camino continuo
pero se hace cada vez mas arduo
el trabajo de no perderme
entre tantas decisiones
¿Como saber cual es la correcta?
¿Tendré tiempo de equivocarme?
¿Me espera algo grande?
¿Que hay después del horizonte?
¿Por que pregunto tanto?
Creo que tengo que seguir caminando,
con la mirada al frente.

Si el tiempo me lo permite,
me pondré a buscar entre la gente
alguien que me acompañe
que sea valiente y quiera recorrer
un destino desconocido pero seguro
para así su persona escoger,
quedarme a su lado para siempre
y ser amantes caminando
por un motivo sin sentido aparente.

Buscando pensamientos.

Repito los sentimientos,

no tengo otra opción,

son limitados mis pensamientos,

no consigo concentración ni distracción.

En un momento de paz,

buscando en mis pensamientos

traté descubrir algo nuevo,

para olvidarme de los tormentos

y olvidarme de ese sonido de fondo que consigo tan molesto.

Hallé cansada mi mente

de tanto pedir el mismo deseo

aunque lo seguiré haciendo

hasta que consiga el momento

que me lleve al intento

para no llegar a lamentos.

Lamentos que se desperdicien en el tiempo

perdiendo así mi alma,

dejándola volar, alejándose de mi

escapándose con el soplido mas ligero

del viento silbador

que murmulla en mi ventana

cuando ya no me quedan ganas,

ganas de seguir de pie,

impidiéndome caminar a tu morada

para borrar memorias innecesarias

y sueños indescriptibles,

cambiándolo por esperanzas

y pensamientos llenos pureza,

disfrutando de la inocencia

que aun pienso que me queda.

Nacimos para hacer la diferencia.

-Egocéntrico. -tal vez lo soy.

-Narciso. -si tu lo dices.

-Odioso. -¿Acaso me odias?.

-Repugnante. -¿Causo esa sensación en ti?.

-Amanerado. -¿Tengo que ser igual a ti?.

-Hijo de mami. -¿En serio? No lo sabia.

-Gordo. -Si te molesto así, ¿me pagaras el gimnasio?

-Feo. -¿Quien no lo es, aunque sea por dentro?.

-Perezoso. -¿Tu no?.

...

-Eres diferente. -¡Gracias!

Espacio, más que una necesidad, es tu yo.

Pedir no cuesta nada,

conseguir lo que pides es otra historia,

querer no basta

y pelear no es suficiente.

El intermedio de cualquier decisión se llama duda;

esa cosa que al parecer no me deja elegir.

Al recurrir a lo mas deseado pienso en posibilidades

y las posibilidades son imaginarias.

¿Que pasaría si...?

pregunta que se repite tanto como el tick tock del reloj

Tiempo valioso que no se considera importante cuando hay de sobra

pero cuando queda poco, necesitamos aprovechar cada segundo.

Es necesario el espacio para decidir

y sentir ese momento a solas,

tu yo interior desconectado del mundo,

nunca al revés.

Espacio necesario para encontrarte sin haberte perdido,

necesario para no olvidar a donde vas ni de donde vienes,

cauteloso con tus amigos,

pero no celoso como tus mas queridos.

Quizás esté sobrecargado de oxigeno,

pero necesito aguantar este aliento de esperanza,

para que no se vaya en un suspiro

y me deje pidiendo por motivos.